La Hookah, también conocida como Shisha o Narguile es un dispositivo nativo de la India de los años 1500 y 1600 que podríamos decir, tiene similitud con algunas de las partes que componen a un cigarro electrónico.

Las partes que componen a una Hookah son: la cazoleta, lugar para depositar el tabaco; la purga, que sirve para "purgar" el aire viciado del interior; la base, que contiene el líquido filtrante y la manguera, que es el ducto por donde pasara el humo cuando se fuma.

Si leíste bien, probablemente te hayas percatado que en un cigarrillo electrónico las partes que permiten el proceso de vaporización son similares: la boquilla, el atomizador, el tanque, los líquidos, las resistencias.

Si bien, la principal diferencia entre un cigarro tradicional y un cigarro electrónico reside en la ausencia del proceso de combustión, en las Hookahs el proceso de combustión sigue presente, pero a un nivel más “controlado”.

Las hookahs fueron creadas con la finalidad de filtrar los elementos nocivos que surgen en el proceso de la combustión del tabaco. Cuando un cigarro electrónico fue creado con el objetivo de eliminar por completo este proceso de combustión.

Por lo tanto, en las hookahs lo que se aspira son nubes de humo y no de vapor, o bien, una mezcla de ambas ya que en las hookas también hay muchos sabores y aromas disponibles a base de agua.

Para concluir, podemos decir que, si existen muchas similitudes entre los vapeadores y las hookahs, aún así, la diferencia más importante y notable es la ausencia del proceso de combustión en los cigarros electrónicos.

Si lo que estás buscando es dejar de fumar, te recomendamos optar por un cigarrillo electrónico antes que cualquier otra opción.